¿Es bíblico hacerse miembro de una iglesia local?

Muchos cristianos sinceros se preguntan si realmente es necesario ser miembro de una iglesia. Algunos dicen: «Mientras ame a Dios, no necesito pertenecer a ninguna iglesia». Pero, ¿qué dice la Biblia?

Aunque la palabra “membresía” no aparece tal cual, la idea de pertenecer de forma clara a una iglesia local está en toda la Escritura. Aquí algunos ejemplos sencillos:

1. Los primeros creyentes fueron añadidos a una iglesia local

Hechos 2:41, 47

“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas… Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”

El número de creyentes era conocido y se añadían formalmente. No eran asistentes ocasionales, sino parte reconocida de una comunidad.

2. La iglesia sabía quiénes estaban “dentro” y quiénes no

1 Corintios 5:12-13

“¿Por qué he de juzgar yo a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros.”

Había una diferencia clara entre los de adentro y los de afuera. Esto solo es posible si hay un grupo definido: una membresía.

3. Los pastores deben cuidar a un grupo específico de creyentes

Hebreos 13:17

“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta…”

Los pastores rinden cuentas por las almas de creyentes específicos. No pueden pastorear a todos, sino a los que están comprometidos con la iglesia.

4. Cada creyente tiene un lugar en el cuerpo de Cristo

1 Corintios 12:27

“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”

Somos parte de un cuerpo, y eso implica una relación activa con otros creyentes. No es posible ser un “miembro aislado”.

5. La iglesia cuidaba de los suyos con orden y responsabilidad

1 Timoteo 5:9

“Sea puesta en la lista solo la viuda no menor de sesenta años…”

La iglesia llevaba listas. Esto demuestra que sabían quién formaba parte de la congregación y quién debía recibir cuidado especial.

Conclusión

Ser parte de una iglesia local no es una tradición de hombres. Es una obediencia al modelo bíblico. No se trata solo de asistir, sino de comprometerse con el pueblo de Dios, bajo el cuidado pastoral y con la responsabilidad de edificar a otros.

¿Eres creyente? Entonces también eres llamado a ser miembro de una iglesia bíblica. No para salvarte, sino porque eres salvo.