ADMINISTRANDO EL DAR CON GENEROSIDAD (2 Corintios 8:16-24) | Luis Falquez


La generosidad cristiana viene de la obra que la gracia de Dios hace en el alma de cada creyente. Hay que dar generosamente y no bajo presión, sino libremente por su propia voluntad.

La ofrenda como un acto de adoración al Señor.
Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. (2Co 8:9)

El dador debe tener disposición para dar y deberá hacerlo conforme a sus capacidades. Dios suple las necesidades de cada hijo del Señor.

En la segunda parte de la carta (2 Corintios 8; 2 Corintios 9), Pablo se ocupa ampliamente de la colecta para los hermanos pobres de Judea, ya mencionada en 1 Corintios 16, que era una preocupación importante para él (véase también Gálatas 2:10 y Romanos 15:25-28). Aquí también continúa en su empeño por llegar a los corazones y sentimientos de los corintios.

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