NO QUIERO QUE IGNOREIS LOS DONES ESPIRITUALES (1 Corintios 12:1-11) | Luis Falquez
Había creyentes en Corinto que habían recibido el don de lenguas, es decir, que habían recibido el poder para hablar lenguas extranjeras sin jamás haberlas estudiado. Glössa («lengua») es el término griego ordinario para «lenguaje». Lo mismo sucede en castellano, hablando formalmente: la lengua francesa, la lengua inglesa, etc.
Pero en vez de usar este don para ensalzar a Dios y edificar a otros creyentes, lo empleaban para exhibirse. Se levantaban en las reuniones y hablaban en lenguas que nadie más comprendía, esperando que otros quedasen impresionados con su pericia lingüística. Exaltaban los dones de señales por encima de los demás, y pretendían una espiritualidad superior para los que hablaban en lenguas.
Esto llevaba por una parte al orgullo, y por la otra a sentimientos de envidia, inferioridad y de incapacidad. Era por ello necesario para el apóstol corregir estas equivocadas actitudes y establecer controles en el ejercicio de los dones, especialmente las lenguas y la profecía.
(William Macdonald) Los dones espirituales eran poderes extraordinarios otorgados en las primeras épocas para convencer a los incrédulos, y para difundir el evangelio.