RECONOCIENDO UN ANDAR DESORDENADO EN LA FE (2 Tesalonicenses 3:11-15) | Carlos Goya


En la enseñanza anterior tratamos el contexto de este mandamiento apostólico para un caso específico.

El mandamiento: apartarse (mantenerse alejado): 2Ts 3:6: Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.

El caso específico: hermanos ociosos. 2Ts 3:10: Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.

Para fundamentar este mandato, era necesario el ejemplo apostólico para imitarlos y así reforzar la enseñanza en los tesalonicenses.

2Ts 3:7-9: Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis.

El ejemplo de trabajo que les dio Pablo, los dejaba sin pretexto a los que andaban desordenadamente para vivir una vida ordenada, con respecto a trabajar arduamente para comer dignamente su pan diario.

Hoy continuaremos con el resto del pasaje, de los versos 11 al 15, tratando este particular caso específico de amonestación a nuestro hermano y tomando en cuenta la forma en que se lleva esta amonestación hasta el final.

Bosquejaremos el pasaje de esta forma:

  1. RECONOCIENDO LA GRAVEDAD DE LA FALTA
  2. APLICANDO LA CORRECCIÓN ESPECÍFICA
  3. AFIRMANDO LA OBEDIENCIA AL MANDATO
  4. PRESERVANDO LA UNIDAD DEL CUERPO

Nuestro texto de estudio es 2 Tesalonicenses 3:11-15

Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano.

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