UN MANDAMIENTO PARA UN CASO ESPECÍFICO (2 Tesalonicenses 3:6-10) | Carlos Preciado


A lo largo de esta serie expositiva a los Tesalonicenses (primera y segunda carta), podemos notar que Pablo, ha venido tratando dos temas principales: uno de estos problemas eran los enemigos externos a la iglesia: en el capítulo 1 vimos la persecución y tribulaciones que soportaban.

El otro tema eran los enemigos internos, aquellos pertenecientes a la iglesia que estaban tratando de inquietar al resto de la congregación mediante un mal entendimiento de la segunda venida de Jesús, lo cual ya lo revisamos en el capítulo 2.

En este capítulo 3 vamos a notar otro problema, en el cual existía un tercer grupo causando desorden a esta iglesia local de los Tesalonicenses pues habían creyentes que no estaban practicando la “ortopraxis cristiana” (la práctica de la vida cristiana), y es aquí que Pablo va amonestar esa falta de práctica cristiana, promulgando una orden severa ya que estos hermanos no estaban aplicando la doctrina a sus vidas en el área del trabajo. No estaban viviendo una vida piadosa en términos de su ética laboral.

El propósito de este mensaje es que sepamos cómo tratar con hermanos que andan caminando de manera diferente en la iglesia y a la vez estar persuadido si uno de nosotros está caminando desordenadamente.

El título de este mensaje es: UN MANDAMIENTO PARA UN CASO ESPECÍFICO

  1. UNA ORDEN A MANTENERNOS ALEJADOS DE LOS QUE VIVEN DESORDENADAMENTE (V.6)
  2. UNA ORDEN DONDE EL EJEMPLO Y ENSEÑANZA LA REFUERZAN (V.V. 7-10)

Nuestro texto de estudio en este mensaje es la segunda carta a los Tesalonicenses, capítulo 3 y versos del 6 al 10

V6. «Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.

V7. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros,

V8. ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros;

V9. no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis.

V10. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.»

 

 

 

 

 

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