
EL GRITO DE LA CRUZ QUE FUE A TU FAVOR (Salmos 22:1) | Pastor Carlos Goya
¿Cuándo una voz se convierte en un grito desesperado? Cuando Jesús colgaba del madero, en la hora más oscura, levantó un grito que estremeció el cielo y la tierra: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» pero no fue un grito de derrota, sino de entrega, de sustitución, de amor. Ese clamor no fue sólo expresión de dolor, fue el eco de una condena que tú y yo merecíamos. Cristo fue abandonado para que tú jamás tengas que estar en la misma condición; Él cargó con tu culpa para abrirte el camino al perdón ante el Dios del cielo. Si escuchas su voz hoy, no seas indiferente al desamparo de su alma, pues fue a tu favor: para salvar tu propia alma.