
LA PROMESA DE UN DIOS QUE RESPONDE (Jeremías 33:3) | Pastor Carlos Goya
¿Por qué clamarías a Dios? ¿Por qué pensarías que Él te respondería? ¿Y qué crees que te mostraría si lo hiciera? Estas preguntas revelan lo más profundo de tu alma: que hay algo que no puedes resolver por ti mismo. Has probado la religión, pero sigues vacío; conoces de Dios, pero no lo conoces a Él. Clamar a Dios no es un acto mecánico, es el grito del alma que se rinde, que reconoce su necesidad, su pecado y su incapacidad. Y lo asombroso es que el Dios santo, justo y eterno, ha prometido responder — no con soluciones baratas, sino con verdades que transforman, con perdón verdadero, y con un camino nuevo que jamás habrías imaginado por ti mismo.