¿A dónde te diriges?

¿A dónde te diriges?

Hay millones de personas viviendo en nuestro planeta y la mayoría de ellos se dirige a algún lugar cada día. Estando cerca del fin de año, muchos viajarán a diferentes lugares para reunirse con sus familiares.

Cuando Dios observa todo esto, ve un mundo que está muy atareado, planificando sus destinos cada día.

Sin embargo, la Biblia nos enseña que todos nosotros nos dirigimos en última instancia a dos destinos posibles: el Cielo o el infierno, y hay un factor común para ambos destinos: son eternos e imposibles de cambiar. 

El Cielo es un lugar de luz, alegría y satisfacción que nunca se agotan, mientras que el infierno es un lugar de oscuridad, dolor y desolación que nunca se acaban.

¿Quién va al infierno y quién va al Cielo?

La Biblia nos enseña que para ir al Cielo debemos tener una relación correcta con Dios. Ya que hemos pecado al desobedecer sus mandamientos para nuestra vida, estamos bajo su justa condenación e ira.

Sin embargo, Dios también es amor y está lleno de compasión, y ha demostrado su carácter misericordioso enviando a su Hijo Jesucristo a este mundo como Salvador de pecadores. 

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)

Si confesamos nuestros pecados a Dios y nos apartamos de nuestros caminos pecaminosos en arrepentimiento, poniendo nuestra confianza en Jesucristo como nuestro Salvador personal, entonces podemos ser perdonados y comenzar una relación correcta con Dios. 

Por favor, recuerde que Él ha muerto en la Cruz representando a aquellos que depositan su confianza en Él, y al hacer esto, Cristo lleva el castigo que estos pecadores arrepentidos debieron haber llevado.

Entonces, a medida que seguimos a Jesucristo, quien resucitó de los muertos como el Señor de nuestra vida, podemos esperar el Cielo con gran expectativa sabiendo que es nuestro destino final. Sin embargo, si rechazamos el amor de Dios, que es mostrado en Jesucristo, y vivimos y morimos en rebelión, rechazando su ofrecimiento libre y gratuito de salvación para nosotros, entonces nuestro destino final será el infierno.

¿Hacia dónde te diriges? ¿Cuál es tu destino final?