Jesús como el Dios Jehová del Antiguo Testamento

Jesús como el Dios Jehová del Antiguo Testamento

¿Qué pasajes de los evangelios hablan de Jesús como el Dios Jehová del AT ?

En los evangelios, se encuentran varios pasajes donde Jesús se identifica como Dios en términos que hacen eco de la revelación de Jehová en el Antiguo Testamento.

Estos pasajes muestran que Jesús asumió títulos, atributos y obras que pertenecen únicamente a Dios, indicando su identidad como Jehová encarnado.

La afirmación de Su deidad es central en los evangelios y subraya que Jesús no es simplemente un mensajero, sino el mismo Dios que se revela al hombre.

Aquí tienes algunos ejemplos clave:

1. Juan 8:58 – «Antes que Abraham fuese, yo soy»

Jesús declara: “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Esta expresión “yo soy” (ego eimi  en griego) es una clara referencia al nombre de Dios en Éxodo 3:14, donde Dios se presenta a Moisés como «Yo soy el que soy». Los judíos entendieron esto como una afirmación de deidad y querían apedrear a Jesús por blasfemia (Juan 8:59).

2. Juan 10:30 – «Yo y el Padre uno somos»

Jesús afirma: “Yo y el Padre uno somos”. Esta declaración provocó la reacción de los judíos que intentaron apedrearlo, entendiendo que Él se estaba haciendo igual a Dios (Juan 10:33). La unidad que Jesús describe aquí no es simplemente una unión de propósito, sino una afirmación de Su naturaleza divina compartida con el Padre.

3. Marcos 2:5-7 – Jesús perdona pecados

En este pasaje, Jesús le dice al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Los escribas pensaron en sus corazones: “¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”. Aquí, Jesús asume una prerrogativa divina exclusiva: la autoridad de perdonar pecados, revelando Su identidad divina.

4. Juan 5:17-18 – «Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo»

Jesús dice: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. Los judíos entendieron que Jesús estaba haciéndose igual a Dios al referirse a Dios como su propio Padre de manera única, y por eso querían matarlo. Aquí, Jesús afirma Su derecho divino sobre el sábado y Su igualdad con el Padre en la obra de preservar y sustentar el universo.

5. Juan 14:9 – «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre»

Jesús dice a Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Jesús se presenta como la revelación completa y perfecta del Padre, una afirmación que ningún simple profeta o maestro podría hacer. Esto sugiere que Él comparte la misma esencia y gloria divina del Padre (Hebreos 1:3).

6. Mateo 28:18-20 – La Gran Comisión en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Jesús declara: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. En la Gran Comisión, Jesús se revela como soberano sobre toda la creación y autoriza el bautismo en “el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Al incluirse en esta fórmula trinitaria, Jesús se coloca al nivel del Padre y el Espíritu Santo, demostrando Su divinidad.

7. Mateo 14:25-33 – Jesús camina sobre el mar

En este evento, Jesús camina sobre el agua y cuando Pedro comienza a hundirse, Jesús lo rescata. Este acto remite a Job 9:8, donde se dice que Dios es el que “pisa sobre las olas del mar”. Los discípulos lo adoraron, diciendo: “Verdaderamente eres Hijo de Dios” (v. 33), reconociéndolo como el Señor del mar y de la creación, una característica exclusiva de Jehová.

8. Juan 1:1, 14 – «El Verbo era Dios… y aquel Verbo fue hecho carne»

En el prólogo de Juan, se afirma que “el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… y aquel Verbo fue hecho carne”. Aquí se presenta a Jesús como el Verbo eterno, creador y encarnado, el Dios que se hizo hombre. Esto es paralelo a Génesis 1 y muestra a Jesús como el Dios activo en la creación.

9. Lucas 19:43-44 – Jesús profetiza la destrucción de Jerusalén

En este pasaje, Jesús predice la destrucción de Jerusalén y dice que no quedará piedra sobre piedra “por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”. Esta es una referencia a Jehová visitando a Su pueblo, y Jesús se identifica como el que trae juicio, algo que Jehová en el Antiguo Testamento reservaba para sí mismo.

10. Juan 17:5 – «Glorifícame tú, Padre, con aquella gloria que tuve contigo»

Jesús ora al Padre y dice: “Glorifícame tú, Padre, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. Esta afirmación muestra Su existencia eterna y Su participación en la gloria divina, la cual es exclusiva de Dios (Isaías 42:8).