¿Cuánto debe obrar una iglesia?

¿Cuánto debe obrar una iglesia?

En la doctrina apostólica existen dos palabras que muestran con claridad el estándar que debe tener una iglesia escritural en cuanto a su trabajo y obra en el Señor.

La palabra «trabajo» («kopos») en 1 Corintios 15:58 y el término «luchando» («agonizomai») en Colosenses 1:29 son significativos en el contexto del esfuerzo y dedicación cristiana.

«Trabajo» («kopos») en 1 Corintios 15:58:

Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

En este versículo, Pablo anima a los creyentes a ser «firmes y constantes, abundando siempre en la obra del Señor», sabiendo que su «trabajo en el Señor no es en vano». La palabra griega «kopos» se refiere a un trabajo que es arduo, extenuante y que conlleva esfuerzo y fatiga. Implica una labor intensa que a veces puede ser dolorosa o agotadora, pero que es realizada con dedicación y con la certeza de que tiene un propósito eterno.

«Luchando» («agonizomai») en Colosenses 1:29:

Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

En este pasaje, Pablo habla de su propio ministerio y dice que trabaja y lucha («agonizomai») con toda la energía que Dios le da. La palabra «agonizomai» es la misma de la que deriva la palabra «agonía» y se usaba originalmente en el contexto de los juegos atléticos para describir el esfuerzo extremo que se hace para ganar una competencia. Aquí, Pablo la utiliza para expresar el intenso esfuerzo espiritual y ministerial que realiza, luchando hasta el punto de la agonía, pero sostenido por la fuerza que Dios provee.

Interpretación para una Iglesia Trabajadora

Estos términos juntos ilustran la imagen de una iglesia que está llamada a trabajar arduamente y a luchar con todo su ser por la causa de Cristo. El uso de «kopos» y «agonizomai» sugiere una dedicación que no se limita a un esfuerzo superficial, sino que involucra todo el ser, hasta el punto del cansancio y la lucha intensa.

Una iglesia que toma en serio estos términos es una comunidad que persevera en el trabajo del Señor y lucha espiritualmente con fervor, incluso cuando es difícil o agotador. Es una iglesia que no se rinde ante las dificultades y que reconoce que su labor tiene un valor eterno.

¿Qué sucede si una iglesia ignora este patrón bíblico?

Si una iglesia ignora el «trabajo y esfuerzo hasta la agonía» que se describen en los términos «kopos» y «agonizomai», las consecuencias pueden ser significativas en varios aspectos de su vida espiritual y ministerial:

1. Falta de Compromiso y Dedicación

Ignorar el llamado al arduo trabajo y esfuerzo puede llevar a una iglesia a caer en la complacencia. Sin un compromiso genuino y una disposición para esforzarse, es probable que la iglesia se vuelva pasiva, conformándose con un cristianismo superficial, sin profundidad en su relación con Dios ni en su impacto en la comunidad.

2. Pérdida de Testimonio y Eficacia

El trabajo diligente y la lucha espiritual son esenciales para el testimonio de la iglesia. Si estos elementos se ignoran, la iglesia puede perder su efectividad en la misión que Dios le ha encomendado. Su capacidad para influir positivamente en el mundo y cumplir con el Gran Mandamiento (amar a Dios y al prójimo) y el Gran Encargo (hacer discípulos) se verá comprometida.

3. Debilitamiento Espiritual

El esfuerzo y la lucha son también formas de fortalecer la fe y la vida espiritual de los creyentes. Cuando una iglesia evita este esfuerzo, los miembros pueden volverse espiritualmente débiles, más propensos a la apatía y menos resilientes frente a las dificultades o persecuciones.

4. Estancamiento y Falta de Crecimiento

Una iglesia que no se esfuerza corre el riesgo de estancarse. El crecimiento espiritual y numérico a menudo viene como resultado de la dedicación y el trabajo constante. Sin este trabajo, la iglesia puede quedar estancada, sin ver un progreso significativo en la vida de sus miembros ni en su impacto en la sociedad.

5. Desobediencia al Mandato Bíblico

La Biblia llama a los creyentes a trabajar con diligencia y a luchar en la fe. Ignorar este mandato es, en última instancia, un acto de desobediencia. Esto no solo afecta a la iglesia local, sino que también puede tener consecuencias espirituales serias, como la pérdida de recompensa en la eternidad y el desagrado de Dios por no cumplir con sus designios.

6. Pérdida de Propósito y Visión

Sin el «trabajo y esfuerzo hasta la agonía», una iglesia puede perder de vista su propósito y misión divina. Esto puede llevar a una confusión sobre su identidad y misión, resultando en una comunidad que simplemente existe, pero sin un sentido claro de dirección o propósito.